Arranquemos. Como puede apreciarse en el siguiente gráfico, en los últimos 30 años, el poder adquisitivo del dólar en manos del consumidor norteamericano se redujo a poco más de la mitad (-53%) debido a la inflación registrada en ese país. Al mismo tiempo, el S&P 500 Total Return (que incluye el pago de dividendos trimestrales en efectivo) ha ganado un 874% ajustado por inflación (Inflation-Adjusted).
Gráfico I:
Vale decir que si en 1995 ese consumidor estadounidense hubiera guardado un dólar debajo del colchón o en una caja de seguridad, hoy tendría 47 centavos; mientras que si lo hubiera invertido pasivamente en el SPX (a lo Jack Bogle cuando postuló “no hagas nada”), en la actualidad contaría con 9,74 dólares. En otras palabras, tendría en su bolsillo casi 21 veces más (20,7x).
Este simple ejemplo clarifica el deterioro del dinero fiat a medida que los gobiernos de los países del G-7 aumentan sus respectivos déficits fiscales, incrementando -en consecuencia- la deuda pública a niveles siderales para poder financiarlos.
Sigamos. A continuación, observamos que el S&P 500 Total Return ha ganado un 10% anualizado a largo plazo (un período acá un cachito más extenso: setiembre 1989- octubre 2025). No obstante, esa rentabilidad no ha sido lineal. Los cambios en la confianza de los inversores han provocado grandes desviaciones de la línea de tendencia (Long-Term Trendline) del 10% en ocasiones, con períodos de extrema codicia (2000) y miedo extremo (2009).
Gráfico II:
Y ahora vamos tal vez a lo más importante. Como veremos en el último gráfico, los mercados alcistas han durado 5 veces más que los bajistas, en promedio (Alcistas: +254% en 5 años vs. Bajistas: -31% en 1 año). Esto significa que los mercados dedican mucho más tiempo en generar riqueza que a destruirla, porque interrumpir la capitalización es el mayor riesgo. Este es un poderoso recordatorio del valor de la paciencia al invertir. Acá sí que aplica aquello de que “nunca se necesita más paciencia que cuando uno está a punto de perderla”. Los mercados alcistas pueden ser más largos y mucho más rentables, mientras que interrumpir el proceso de capitalización puede perjudicar el crecimiento a largo plazo.
Cuando de inversión se trata, el mayor riesgo es salir del mercado de capitales. A pesar de eso, muchos perciben que estar en el mercado es riesgoso; pero en realidad estar fuera de él es mucho más riesgoso. Si se está en el mercado, y el mercado cae, es un momento temporal. Puede pasar por un par de días, semanas o meses; puede incluso pasar por dos años, pero eventualmente se recuperará. Pero la lección es que si se puede mantener el curso, al final, cada recesión ha llevado a una posterior expansión.
Una aclaración más que oportuna. Cuando hablamos en este apunte de mercado de capitales nos enfocamos sólo en un índice indexado (en este caso el S&P 500), y no de acciones de una empresa específica. Por ejemplo, aquel inversor que tenía acciones de Lehman Brothers el lunes 16 de setiembre de 2008 se fue a pique (cero). O si un título o un fondo de gestión activa han perdido el 75%-80% de su respectiva cotización bursátil, es mejor pasarlos a pérdida, y apuntar mejor a otro activo con sólidos fundamentos.
Y existe otra cuestión no menor que hay que escaparle como a la peste: el excesivo apalancamiento (leverage). Fue el principal detonante del Crash de octubre de 1929. También se dio -más acá en el tiempo- en el caso del Hedge Fund Long-Term Capital Management (LTCM) en 1998. Este HF tenía un nivel de apalancamiento extremadamente alto, alcanzando un ratio de 33 á 1 en deuda y capital, y hasta 283 á 1 al incluir sus posiciones en derivados. Esto significó que por cada dólar de capital propio, invertía hasta 33 veces más a través de deuda, y hasta 283 veces más con el uso de derivados. La historia es conocida: LTCM fue rescatado por la Fed de New York a través de un consorcio de grandes Bancos, para después ser liquidado.
Gráfico III:
Una de las cosas que un inversor siempre debe ponderar es que una vez que tiene un plan, cuando está en el medio del partido, sigue con ese plan, sigue ejecutándolo en el largo plazo. Como repiten los viejos bolseros: hay que respetar el horizonte de inversión establecido.
Y eso es porque, como dijo Peter Lynch, si el inversor tiene que atravesar recesiones en el mercado, si no entiende que eso va a pasar, entonces no está preparado para disputar el match. En un apunte anterior se hizo referencia sobre lo que decía el mismo Peter Lynch acerca de que los inversores han perdido más guita preparándose para las correcciones (o intentando anticipar las correcciones) que si hubieran “aguantado los trapos” durante las propias correcciones. Todo inversor tiene que aceptar que cada año habrá algún riesgo, que las pantallas se teñirán de rojo intenso, y que las tripas lo harán saber.
Un célebre boxeador lo expresaba mejor que nadie: “No se trata de qué tan fuerte uno puede golpear. Se trata de qué tan fuerte uno puede ser golpeado y seguir avanzando. Cuánto se puede aguantar y seguir avanzando”.
Es así: “No Pain no Gains” (sin dolor no hay ganancias).
Disclaimer: El contenido de este apunte no debe interpretarse bajo aspecto alguno como consejo de inversión o recomendación de compra o venta de un activo o título en particular. Dicho contenido representa únicamente la opinión personal de quien lo suscribe. En todos los casos, todo inversor particular debe asesorarse con un profesional (ALyC) inscripto y habilitado a tal efecto ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) de la República Argentina.
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