El camino hacia su reapertura comenzó en 2024, cuando un grupo de obreros navales trasladó su inquietud al gobierno. A partir de ese diálogo inicial, se conformó una mesa de trabajo junto a gremios y autoridades del sector y se impulsó la formación de soldadores navales en el Centro Tecnológico José Censabella, una decisión clave para contar con personal capacitado y recuperar una industria estratégica.
Hoy, el astillero emplea a más de 100 personas, tiene cinco barcazas en proceso de construcción y vuelve a operar con tecnología de última generación, consolidándose como uno de los más modernos de Sudamérica en su tipo.
Un desafío público, privado y sindical
Guillermo Beccani, secretario de Desarrollo Industrial indicó que “hace un año esta industria estaba parada. A partir de gestiones conjuntas pusimos a disposición todas las herramientas para que esto vuelva a funcionar. Hoy hay 100 personas empleadas y se está construyendo. El trabajo en común se materializó mediante la formación de soldadores navales que se incorporaron a la empresa y a gestiones relativas a la infraestructura del astillero”.
Desde el gremio, el secretario general del Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON), Juan Speroni, destacó la articulación como motor de la reactivación: “Es una enorme satisfacción ver esta planta de nuevo en marcha. Hubo un compromiso entre el Estado, los empresarios y los trabajadores. La Provincia también asumió el desafío de trabajar en una demanda estructural como el dragado. Este astillero tiene potencial no solo para construir barcazas, sino también otras unidades fluviales que la Argentina necesita con urgencia”.
Por último, el gerente de Atria, Claudio Vidal, subrayó que “estamos agradecidos por el apoyo, por la presencia. Contentos porque vemos que la industria se está reactivando y que hay decisión para acompañar el desarrollo del sector naval”.