Mientras la industria tecnológica sigue compitiendo por la AGI (Inteligencia Artificial General) y las grandes empresas se roban talento entre sí, nuestro día a día está siendo inundado por un fenómeno silencioso.
La irrupción de actores sintéticos que ya negocian contratos con Hollywood y la lucha de Apple por no quedarse atrás, nos deja un panorama claro: la IA está desdibujando la línea entre lo auténtico y lo sintético en todos los frentes, desde la pantalla hasta la oficina.
Tilly Norwood y el Gran Boicot de Hollywood
La tensión en Hollywood ha escalado de la amenaza al conflicto directo. El estudio Xicoia acaba de revelar que su actriz generada por IA, Tilly Norwood, está en negociaciones con múltiples agencias de talento, lo que ha provocado un llamado al boicot por parte de actores humanos contra cualquier agencia que firme con artistas sintéticos.
Tilly Norwood no es un simple efecto especial; es una "persona sintética" a la que Xicoia ha dotado de historias de fondo únicas, voces y arcos narrativos, con la meta de que sea "la próxima Scarlett Johansson o Natalie Portman". Su fundadora afirma: "la era de los actores sintéticos no está llegando, ya está aquí."
La IA, con su capacidad de replicar carisma y emoción, amenaza el valor del trabajo emocional humano. Para un estudio, un actor sintético es un activo sin sindicato, sin exigencias salariales y sin fecha de caducidad. La polarización es inevitable: Tras las huelgas de los sindicatos de actores y guionistas que pedían protecciones contra la IA, este movimiento es una declaración de guerra.
La pregunta ya no es si los estudios usarán la IA, sino si el público y la comunidad creativa tolerarán a los synthetics como figuras públicas. ¿Nos daremos cuenta?
Si la cámara es reemplazada por el prompt, ¿la originalidad humana seguirá marcando la diferencia, o seremos ahogados por lo predecible?

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