Una mirada sobre la próxima frontera: Cómo invertir en empresas de computación cuántica

(Por Andrés Mautone, Finanzas Personales) No pocos analistas sostienen que la próxima frontera disruptiva en materia de alta tecnología vendrá de la mano de la computación cuántica (QC). No es que ellos resten importancia a la Inteligencia Artificial (AI) en pleno auge y desarrollo, sino que sumada a ésta, a los avances en robótica y a la integración de la tokenización a escala global, constituirán todas ellas los cuatro pilares del dispositivo de producción que caracterizará el lustro 2030-2035.

Siendo muy -pero muy- básico, la QC es una verdadera revolución que surge de la aplicación de la mecánica cuántica de principios del siglo pasado para resolver problemas que son demasiado complejos para las computadoras, digamos, “clásicas”. 

En lugar de bits que sólo responden al par binario 0-1, la QC utiliza cúbits que pueden estar en una especie de “superposición de ambos estados” a la vez, lo que permite ejecutar cálculos masivos en forma paralela. Otra propiedad emergente es el “entrelazamiento cuántico”, que permite así que los cúbits estén interconectados de tal manera que un cambio en uno altera instantáneamente al resto, sin importar la distancia.

Claro está, esto tiene el potencial de revolucionar áreas como biotecnología, materiales, AI, ciberseguridad, y meteorología, por citar sólo algunas. No obstante ello, el largo camino hacia su consolidación no es precisamente un lecho de rosas. El primer problema viene del frío. En efecto, para que los cúbits utilizados en QC sean “estables” es necesario mantenerlos a temperaturas muy bajas, próximos a 0° Kelvin, el denominado Cero Absoluto (-273° Celsius). Sucede que los laboratorios que poseen estas primeras computadoras cuánticas están gastando fortunas en energía para mantener los cúbits a una temperatura muy baja. Pero existe un elemento que puede utilizarse para mantener a estos cúbits a una temperatura muy baja cercana al Cero Absoluto: el Helio 3. El problema es que el Helio 3 no está en la Tierra; está en la Luna.

No es joda, es en serio. Por lo tanto, se debería ir a la Luna a minarlo (“Fly Me to the Moon”, nos cantaría Frankie). En definitiva, el suministro de Helio 3 será vital para el desarrollo de esta historia por venir.

Otra aclaración: esto no es ciencia ficción. De hecho, el analista argentino Rosendo Fraga -que tiene acceso a información calificada de Defense de los EE.UU.- sostiene que más allá de la disputa por las tierras raras, la confrontación geopolítica del país del Norte con China es, en el fondo, de carácter espacial: China es el único país que ha logrado aterrizar en el lado oscuro de la Luna (lo hizo por primera vez en 2019). Por supuesto, el desarrollo actual en materia de QC no depende exclusivamente de poder acceder al Helio 3 lunar. De hecho -aunque lentamente-, se está avanzando sin contar con él; pero, como se dijo, hoy se necesita mucha guita en el gasto de energía convencional. Y eso atrasa el proceso.

El otro problema que enfrenta la QC es aún más grande (y grave): la ciberseguridad. Mejor dicho: no lo enfrenta la QC sino la sociedad en su conjunto. La QC puede afectarla porque tiene la capacidad de “romper algoritmos de cifrado actuales” (como RSA y ECC), que protegen tanto comunicaciones como datos digitales. Esto se debe a que la QC pueden resolver los problemas matemáticos complejos de forma mucho (cuando se dice mucho es muuucho) más rápida que las computadoras “clásicas”. Esta amenaza podría dejar obsoletos muchos sistemas de seguridad, exponiendo datos confidenciales (descifrado masivo de datos), comprometiendo la integridad de las transacciones y debilitando la seguridad de las comunicaciones y la autenticación. No sólo la red del sistema financiero a nivel global (Ups!) sino hasta la propia Blockchain (protocolos de autenticación) podrían ser vulneradas.

Dicen que ya se está trabajando en el “desarrollo de algoritmos pos cuánticos” (cifrados resistentes a los ataques cuánticos), estandarizando así nuevos algoritmos. No queda otra: tanto gobiernos como organismos e instituciones han comenzado a migrar a estos nuevos protocolos criptográficos y a planificar la transición para protegerse de futuras amenazas antes de que la QC se vuelva lo suficientemente jodida para ser un peligro generalizado. En criollo: si no se hace lo suficiente al respecto, apuntamos a estar mal…

Si bien es cierto que como decía Joseph Schumpeter el capitalismo es un proceso de “destrucción creativa”, nunca una irrupción tan pero tan disruptiva como ésta ha causado una amenaza de tal magnitud en el horizonte de un futuro no tan lejano. Hecha toda esta pequeña digresión sobre el tema (muy playita por cierto, sorry), veamos ahora cómo se puede invertir en las empresas dedicadas a QC.

Si bien gigantes como IBM, Amazon (a través de AWS), Microsoft, etc. ya están trabajando en la materia, específicamente, hay cuatro empresas que sólo se especializan en QC, y que cotizan en el Nasdaq. En orden de importancia, son las siguientes:

- IonQ (Ticker: IONQ)

- Rigetti Computing (Ticker: RGTI)

- D-Wave Quantum (Ticker: QBTS)

- Quantum Computing Inc. (Ticker: QUBT)

Veamos a ahora sus respectivas capitalizaciones bursátiles (Market Cap):

IonQ ~ 14,53 mil millones de dólares;

Rigetti ~ 7,53 mil millones de dólares;

D-Wave ~ 7,18 mil millones de dólares; y

Quantum ~ 2,30 mil millones de dólares.

Si tomamos como referencia el Market Cap de IBM (por mencionar la empresa pionera) que en la actualidad alcanza ~ 269,70 mil millones de dólares, es más que evidente que estas cuatro empresas especializadas son muy pequeñas.

Vamos ahora a sus respectivas cotizaciones en el mercado. Primera advertencia: desde diciembre de 2024, las acciones de estas empresas de QC han experimentado una volatilidad extrema. Se han registrado fluctuaciones de precios del 30% al 50% ¡en sólo un día!, tanto al alza como a la baja.

La más importante (IonQ), en los últimos 12 meses ganó 25,08%, pero desde su último precio récord en octubre pasado (ATH) perdió 50,05% (hoy jueves retrocedió 14%). Por su parte, Rigetti obtuvo un extraordinario +1.588,89% en los últimos 12 meses, pero desde su último ATH de octubre pasado retrocedió 59,44% (hoy cayó 12,5%). 

Finalmente, D-Wave trepó en los últimos 12 meses 1.128,14%, pero desde su último ATH (también en octubre) retrocedió 54,20% (este jueves se vino abajo un 12%). Además -como siempre en estos casos-, el volumen negociado a diario en estos papeles es bajísimo, lo que provoca que por falta de suficiente contrapartida los precios oscilen con mucha fuerza a la suba o la baja. Por cierto, existe un Fondo Cotizado en Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) que agrupa a estas acciones.

De más está decir que en Wall St siempre hay un ETF disponible para toda ocasión. En este caso, es el ETF Defiance Quantum (Ticker: QTUM) que gestiona activos netos (Net Assets) por valor de ~ 2,52 mil millones de dólares. Es pequeño, claro, si se lo compara con otros vehículos de inversión de alta tecnología (el ETF QQQ -por citar un caso- ostenta un Net Asset de ~ 229 mil millones de dólares). El ETF QTUM además de integrar en su cartera a las tres principales empresas especializadas en el rubro (IonQ, Rigetti y D-Wave), también incluye a firmas como Intel, Oracle, y las gigantes chinas Alibaba y Baidu.

Esto significa que, en la práctica, adoptar esta alternativa puede llegar a ser menos volátil en cuanto a cotización, si se la compara con la de las cuatro empresas especializadas tomadas en forma individual. Por lo visto hasta ahora, la cotización de este ETF subió un 52,27% en los últimos meses, pero desde su último máximo en octubre pasado “sólo” retrocedió un 12,72%. En síntesis, para aquellos que abrazan las emociones fuertes -y frecuentan el day trading- posiciones como estas pueden llegar a ser atractivas.

Por su parte, para los moderados, holdear papeles de estas compañías pensando en un horizonte de inversión de 5 á 10 años, seguramente les sienta mejor. Es la diferencia entre intentar alcanzar la cima del Everest en ojotas y caminar por el parque una mañana de domingo… 

Disclaimer: El contenido de este apunte no debe interpretarse bajo aspecto alguno como consejo de inversión o recomendación de compra o venta de un activo o título en particular. Dicho contenido representa únicamente la opinión personal de quien lo suscribe. En todos los casos, todo inversor particular debe asesorarse con un profesional (ALyC) inscripto y habilitado a tal efecto ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) de la República Argentina.

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