Mientras el presidente Trump dificulta la contratación de trabajadores extranjeros calificados en Estados Unidos, el líder chino Xi Jinping intenta atraerlos. China lanzó oficialmente un nuevo programa de visados diseñado para facilitar que jóvenes profesionales y personas con títulos en ciencia y tecnología de las mejores universidades estudien y hagan negocios en el país.
Aunque todavía no se han dado a conocer muchos de los detalles del programa de visados K, las autoridades chinas han dicho que los solicitantes no tendrán que obtener una carta de invitación de una empresa concreta, lo que significa que el visado no está vinculado a empleadores individuales. Esto podría dar a los extranjeros flexibilidad para incorporarse a una empresa emergente.
El programa se introdujo apenas unas semanas después de que la administración Trump anunciara una nueva tarifa de 100,000 dólares para las visas H-1B, de las que Silicon Valley ha dependido durante mucho tiempo para reclutar a los mejores talentos de ingeniería del extranjero. China pareciera está aprovechando el momento, posicionándose para atraer a científicos e investigadores destacados que ahora podrían quedarse fuera de Estados Unidos. Aunque este relato explica parte de la historia, el panorama completo es más complicado.
Las redes sociales chinas se han visto inundadas en los últimos días de comentarios airados sobre el visado K, en los que muchas personas expresan su preocupación por la posibilidad de que otorgue a los trabajadores extranjeros una ventaja sobre los licenciados nacionales en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por un lado, estos temores son comprensibles: el visado se pone en marcha en un momento en que el desempleo juvenil aumenta en China y muchas personas con títulos universitarios tienen dificultades para encontrar un trabajo estable.
El visado K de China está destinado a promover los intercambios y la cooperación entre jóvenes profesionales chinos y extranjeros de la ciencia y la tecnología
Pekín tampoco puede arriesgarse a parecer dependiente o servil a la experiencia extranjera. El país ha construido quizá la mayor y más sólida cantera de educación STEM (siglas en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) del mundo, y no quiere que los graduados se sientan resentidos porque los extranjeros supuestamente les están quitando el trabajo.
La conclusión es que, a diferencia de Estados Unidos, China no es un país de inmigrantes. En 2020, solo el 0.1 % de la población de la China continental era extranjera. Eso supone aproximadamente 1.4 millones de personas en un país de más de 1,400 millones. En Estados Unidos, en cambio, el 15% de la población es inmigrante. Incluso otras naciones de Asia Oriental, como Japón y Corea del Sur, acogen a muchos más extranjeros que China en términos de tamaño relativo de su población.
Dado que Estados Unidos ya cuenta con una gran población inmigrante de todo el mundo, a los recién llegados puede resultarles más fácil adaptarse. Las empresas locales operan en inglés, el idioma de los negocios globales. Colegas y amigos se comunican a través de plataformas como Gmail e Instagram, disponibles en la mayor parte del mundo. Y, en cuanto a comodidades, los beneficiarios del H-1B procedentes de la India o China que aterricen en San Francisco o Nueva York no tendrán problemas para encontrar restaurantes que sirvan comida con sabor a hogar.
En China, los recién llegados deben desenvolverse en un panorama empresarial que opera en gran medida en chino, un idioma que pocos extranjeros estudian en la escuela primaria o mientras cursan una carrera de STEM. El ecosistema tecnológico del país también es totalmente único. Los recién llegados no solo se enfrentan a un idioma y una cultura desconocidos, sino también a un conjunto de programas y aplicaciones con los que no están familiarizados, sobre todo WeChat.
Muchos estadounidenses parecen tener una impresión mucho más positiva de China que hace unos años. Esto puede deberse en parte a la popularidad de productos chinos como TikTok, Temu y Labubu.
Que esta creciente curiosidad se traduzca en desplazamientos reales a China dependerá en parte de cómo gestione el Gobierno programas como el nuevo visado K.

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